Él miraba entre el asombro y la idotez, perdido en un mundo tan ajeno que bien pudo haberlo conciderado como un sueño irreal o un juego de su imaginacion. Él miro con detenimiento cada uno de los detalles que conformaban el extraño espacio de este universo nuevo, lleno de hombres y mujeres raros y desconocidos, algunos con ropas oscuras y miradas perdidas, otros con voces anarquistas que protestaban por la vida, por la muerte, por el color rojo del cielo, por los niños habrientos, por los niños hastiados de comida, por las vacas capitalistas que decidieron subirle veinte pesos a la leche... que por que si y por que no. por que simplemente todo este mundo esta al reves. algunos otros hablaban un idioma diferente, llenos de signos incomplencibles que solo terminaron demostrandole su infinita ignorancia y eso lo deprimio.
todo era confuso para él, y mas cuando se encontro en un sito tan lejano de las certezas de su monotonia. de su simple realidad. de su mundo feliz, sustentado en la espera de un amor imposible.
él miro entre le asombro y la idiotez, lleno de una preocupacion altanera, por estar perdido en un mundo nuevo, lleno de historias desconocidas y anonimas, que lo hicieron sentir sobrecogido, cuando se recrudecieron sus miedos y temores, y sintio el temor fatal de nunca poder escapar de esta tierra, no por amor a su vida pasada sino por la rabia insoportable de nunca haber besado los labios virgenes del amor de su vida.
¿Qué es mas extraño que la voluntad? ¿Qué es mas incierto que el destino?
Todo era igual, pero nada era lo mismo, gente de ojos, nariz y bocas, pero extrañas en su ley y su fuerza, seres solitarios que caminaban a travez de la identidad que les otorgo la muerte, respirando un aire distinto entre la felicidad y la angustia, tan complejo que a él lo llevo a pensar, que estaba perdido en el lugar equivocado pero correcto a la vez, tan alegre como taciturno, con tanta vida, como con tanta muerte.
Mientras que yo, solamente lo observaba. y sentí una profunda lastima ¿como podria yo, explicar su desamparo y temor a lo desconocido? pensé. mejor que nunca hablo, que guardo silencio como forma invisibilidad, porque nadie mejor que yo, sabe que las palabras pueden ser la condena eterna.
Aquí estoy yo, como un ser indiferente, rodeado del silencio y observando como transcurre la muerte de él. Yo fuí testigo de los ultimos minutos de su vida, inmerso en la estupidez, sin darse cuenta de que habia desendido al abismo de la soledad, un lugar y un camino que yo tambien recorrí hace años inciertos y sin la mas minima posibilidad de escapar de este final infeliz, con la unica diversion de observar la desgracia ajena... y esperar en medio del sonido abrumador del silencio.
viernes, 18 de abril de 2008
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